Septiembre del año 2007, finalmente terminé la carrera de Arquitectura.
Seis largos años en la escuela más uno de proyecto que combiné con un Master en Urbanismo.
A lo largo de esos años me dieron por todos lados, sobre todo durante el año del proyecto.
¡Qué manera de darme caña, por favor!
Maquetas, entregas, plazos, revisiones, exposiciones y… para terminar, más de lo mismo.
Al final, con mucho esfuerzo, sudor, lágrimas y un poco de ayuda paterna, superé esa bonita etapa de la vida que es la universidad.
¡Hurra! Ya era arquitecto, como mi padre.
Tenía mi preciado título bajo el brazo y estaba dispuesto a comerme el mundo.
Vale, y ahora… ¿qué?
No os voy a engañar, siempre había imaginado que, gracias a mi padre, todo sería coser y cantar. Heredaría un estudio de arquitectura asentado y… a vivir como un señor.
Ya podía ver a los clientes agolpándose en mi puerta, a 10 delineantes trabajando en mis diseños y, a mí, asistiendo en primera persona al levantamiento de edificios singulares y a la construcción de mis propias ideas diseñadas junto a mi gran equipo de arquitectos.
En fin, un sueño hecho realidad ¡Qué bonito era imaginarlo!
Finalmente, llegó el año 2008 para despertarme a tortas de mi bonito sueño.
A mí, y a otros tantos. Por ejemplo, el estudio de mi padre quedó en una sola persona y sé de primera mano que muchos otros cerraron sus puertas definitivamente.
Con la crisis a nivel mundial, todo comenzaba de cero.
De un plumazo, daba igual a quién conocieras, donde hubieras trabajado o qué experiencia previa tuvieras.
Habíamos pasado de 100 a 0 sin previo aviso. Y yo volvía a sentirme entre una muchedumbre que, a empujones y gritos, me aconsejaban cada vez en una dirección:
“¡Emigra de este país mientras puedas!”
“No, mejor haz otro máster.»
“No, busca trabajo de arquitecto, aunque no te paguen, lo importante es coger experiencia.»
“No, cazurro, haz este nuevo curso sobre BIM, es el futuro.”
“¡Requete no! Mejor haz este otro sobre 3DS, la infografía vende mucho.»
“¡Espera! ¿No sabes que con REVIT y photoshop también se pueden hacer infografías?»
Que alguien me de una silla bien alta y una cuerda, por favor. Creo que voy a colgarme.
Fueron muy pocos los que me dijeron:
“Oye, ¿por qué no te haces arquitecto autónomo y te pones a buscar tus propios clientes? A pocos que encuentres te daría para vivir y tú eres bueno tratando con la gente”.
Esto sonaba interesante y, aún así, más lejano que cualquiera de las otras opciones que me había planteado anteriormente. Y eso que había tenido el ejemplo de mi padre.
La realidad era, mayormente, que no había hue**s.
No fue hasta que decidí montar un equipo con mi gran amigo Jorge, de la escuela de arquitectura, que me di cuenta de que, incluso en medio de la terrible crisis, dos arquitectos novatos podían ganarse la vida haciendo lo que les gustaba.
Y tú, amigo mío, también puedes. Además, lo peor de la crisis ya ha pasado, de hecho, ya no es una crisis.
En cualquier caso, te voy a dar un dato contrastado, la TAE (Tasa de actividad emprendedora) en España es del 5,7%.
No voy a entrar en por qué los españoles emprenden un 215% menos que los ciudadanos estadounidenses (12,3%). Pero, el hecho, es que así es.
¿Por qué unos arquitectos emprenden y otros no?
Hay quien dice que somos el resultado de las 5 personas con las que pasamos la mayor parte de nuestro tiempo. Esto da mucho en qué pensar, ¿verdad?
¡Espera! No eches a patadas a tus padres de casa ni cambies de grupo de amigos. ¡De momento! 😉 Por ahora, sigue leyendo.
Lo cierto es que las personas con las que pasas tu vida son la clave, y ya no sólo porque dependiendo de con quien te relaciones emprenderás o no, si no por muchísimas otras variables que condicionarán el resto de tu existencia:
Tu carrera, tu forma de afrontar la vida, tus niveles de felicidad, tus inquietudes, los problemas a los que deberás enfrentarte… y un sin fin de factores que te harán llegar a un puerto u otro.
Seguro que has oído hablar del efecto mariposa. ¡Tenlo muy en cuenta!
Quiero decir que un breve “desvío de tu rumbo” hoy, podría no suponer nada para mañana, pero, a la larga, te hará estar en un sitio totalmente diferente al que hubieras llegado por el camino inicial.
Imagina dos líneas que parten del mismo punto pero con 1 grado de desviación. Llévalas hasta el infinito y dime a qué punto han llegado cada una. Verás que, aunque tienen el mismo origen e “infancia” su vida ha terminado de manera radicalmente distinta.
¿Qué camino debes escoger tú? Mira en tu interior
El mejor consejo que puedo darte es: Mira en tu interior, tu forma de ser es importante.
Tú te conoces mejor que nadie.
Debes pararte a pensar, observarte y analizarte sinceramente a ti mismo antes de tomar una decisión.
Hay ciertas habilidades y actitudes con las que debes contar para ser un buen arquitecto emprendedor. Algunas son en parte innatas mientras que, otras, la mayoría, las puedes aprender con práctica.
Para descubrir si tienes madera de emprendedor, comienza haciéndote las siguientes preguntas:
- ¿Tienes la ambición de tener tu propio negocio?
- ¿Se te da mal acatar órdenes o sientes ansiedad y angustia cuando te “obligan” hacer algo?
- ¿La libertad es uno de tus valores principales?
- ¿Eres sociable y se te da bien tratar con la gente?
- ¿Eres bueno reciclándote y aprendiendo cosas nuevas?
- ¿Eres amigo de la tecnología, informática e internet?
- ¿Tienes una actitud positiva y afrontas la vida sin hundirte las adversidades?
- ¿Sabes inglés?
Cada pregunta tiene su razón de ser en la que no voy a entrar para no alargar demasiado el post.
La cuestión es que si respondes que sí a la mayor parte de ellas y te defiendes en el resto… tienes muchas facultades para ser un buen arquitecto emprendedor.
No hay ninguna habilidad 100% imprescindible, de hecho, yo no soy demasiado amigo de la tecnología, pero me defiendo. Tampoco soy un experto comunicador, pero lo soluciono siendo muy bueno escuchando a la otra parte y, al final, capto exactamente lo que necesitan.
Lo importante es mantener un equilibrio entre todas, siendo muy bueno en la mayoría.
Un detalle importante. La mayoría de las personas tienden a infravalorar sus cualidades… así que, si tienes dudas, pregunta a tus familiares y amigos cercanos qué opinan sobre ti. Y, por favor, pídeles que sean sinceros. 🙂
Conclusión
Aunque soy un firme defensor del emprendimiento y la acción, tengo muy claro y soy consciente de que emprender no es para todos.
Simplemente es la decisión que yo tomé, la que recomiendo y de la que no me arrepiento en absoluto.
Tal como yo lo veo, muchos de los problemas que habitualmente se ven como inconvenientes, bien mirados, son puntos a favor.
Allá por 2008, había que tenerlos bien puestos para pensar algo así y ya no te digo para decirlo en voz alta. Pero, como seguro habrás escuchado: cada crisis es una nueva oportunidad.
Y un último detalle.
Quiero que sepas que para lanzarte… ¡Da igual que te sientas preparado o no! Realmente… ¿Quién lo está?
¡Y yo no era una excepción!
Lo que sí te recomiendo es que no esperes sentado a que llegue el momento perfecto.
¡El mejor momento para empezar es ahora! ¡Y es aquí!
Además, tienes todo mi apoyo. En este blog te voy a desvelar todas las herramientas y secretos que he utilizado en mis 10 años de vida profesional y en mi estudio, Arturo Montilla Arquitectura.
Para empezar, en un futuro post, te daré todas las técnicas de captación de clientes que empleamos en mi estudio.
Así que, si no lo has hecho ya, ¡apúntate! Y nos vemos por el blog.
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PD: Si crees que, definitivamente, ser emprendedor no es para ti, te invito a que leas este post, donde aprenderás a desmarcarte en procesos de selección y a encontrar trabajo como arquitecto, aún sin tener experiencia.